De pequeño me ensañaron que toda decisión tiene unas consecuencias, ya saben, la famosa tercera ley de Newton, el Principio de Acción y Reacción. Lo que pretendían enseñarme es que toda acción genera una reacción y que dependiendo de la acción que realices las consecuencias pueden ser catastróficas. También me enseñaron que uno ha de ser consecuente con las decisiones que toma y que cada uno debe responsabilizarse de las consecuencias (reacciones) generadas por sus propios actos (acciones), lo que se les olvidó mencionar es que las consecuencias de una simple decisión, y con simple quiero decir responder sí o no a una pregunta, no sólo puede ser catastrófica sino que es capaz de cambiar todo el curso de una vida e incluso dejar al descubierto la falsedad de la existencia que nos envuelve a lo largo del camino que recorremos. Me llamo Jerry Olsen y esta es la terrible historia de cómo un simple sí dio un vuelco a toda mi vida.