Cuando comencé a escribir este libro quería alumbrar una geografía existencial. Un recorrido del alma en el que cada canción fuese un capítulo…
Una canción no es un objeto. Es un ser. Un cúmulo de energía que el autor puede propiciar, captar y dar forma. Como el lenguaje –como las palabras–, las canciones están vivas.
Siento que este libro, como todos los libros, es un intento de conexión entre intimidades y una forma más de relatar la épica de nuestra existencia (que en algún punto es común a todos…) a través de las canciones.
Diego Frenkel