Noviembre y Diciembre son el marco para el cierre de un año litúrgico y el inicio de otro. Celebraremos a los santos, a nuestros fieles difuntos, a Jesucristo como Rey del universo; nos prepararemos a la venida de nuestro Señor: primero la escatológica y después la histórica de Belén, y tendremos las tan apreciadas celebraciones marianas del 8 y el 12 de diciembre. Relacionado con esto último, el día de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la santísima Virgen María llegaremos a los 50 años de la clausura del Concilio Vaticano II e iniciaremos el Año Santo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco. Pedimos que el Espíritu Santo nos capacite para leer de forma correcta los signos de los tiempos y responder coherentemente a lo que nos pide nuestra fe en este mundo cambiante y de enormes desafíos. Seguimos presentando algunos artículos sobre el beato Papa Pablo VI. En esta ocasión incluimos uno acerca de la penitencia y la alegría, dos aspectos aparentemente olvidados de la enseñanza de este pontífice que prosiguió con la misión heredada de san Juan XXIII de llevar la barca de la Iglesia por el rumbo de la renovación.