Alaridos de un poeta, un libro en el que ha reflejado muchas de las experiencias e ideas que habitan en el reverso de nuestra piel.

Desde pequeño aborreció las enseñanzas escolares, que pretendían labrarle un futuro en el que pudiese llevar trajes caros y llamativas corbatas a diario. Así que, hacia los diez años empezó a buscar refugio en la lectura y en la poesía. Y naturalmente lo encontró entre las páginas de los libros que compraba con la escueta paga del Domingo y en los primeros versos esculpidos, aquéllos que dieron comienzo al de publicarlos algún día.
Pronto floreció la adolescencia, que escupía ráfagas de prematura madurez. En esta época compaginó los estudios con el sacrificado mundo de la construcción, sin dejar nunca de lado su verdadera pasión: la lectura y la poesía. Cuando terminó la E.S.O. se dedicó a trepar por los andamios y a andar por las escamas rojas de los tejados, y allí mismo surgía impulsiva la inspiración y le fluían versos que fugazmente escribía en retales de sacos de cemento, que cada noche pasaba a limpio en su misma libreta. Muchos de aquellos versos vieron la luz en su primer libro Noche poética . Este libro sacó a relucir su faceta poética entre las personas de su entorno. Ahora publica su segundo libro, Alaridos de un poeta , un libro infectado de un romanticismo oscuro en el que no oculta su miedo al olvido ( temo más al olvido que a la muerte , llega a decir el poeta sin dejar de mostrar un constante guiño a la inmortalidad). En este poemario intento esclarecer algunas de las partes más oscuras del mundo cotidiano con verdades que no apreciamos en la vida y que posiblemente echemos de menos en la muerte.