Aprendemos el significado del amor en nuestra primera infancia, en el seno de lo que llamamos nuestra "novela familiar", allí donde siendo aún bebés es-cuchamos por primera vez que alguien nos dirigía nuestro primer "te amo", mientras nos mecía entre sus brazos con ternura. Pero, ¿qué pasa si no nos me-cieron con esa ternura, si no hubo el tan ansiado "te amo"? Más aún, ¿qué pasa cuando nos damos cuenta de que ese amor tan deseado se lo dieron a nuestro hermano? Es el tema inagotable y siempre vigente de Caín y Abel que nos lleva a examinar la envidia.
   Analizar el amor y la envidia para poder desprendernos de todo aquello que nos hace daño es la intención de este escrito.