Aunque no esté de moda valorar la conexión con los orígenes de los pueblos, a consecuencia de la seducción que produce la globalización del mundo actual, en la fiesta de toros se está luchando por mantener la raigambre cultural que sustenta la representación.

Preservar lo propio, tal como dice el poeta, de "este viejo pueblo fiero" implica tener presente que la cultura hispana es muy antigua y profundamente influenciada por diversas civilizaciones que dejaron su sello de mestizaje en el hispano antiguo y moderno.

Esta perspectiva, de ningún modo significa vivir anclado en el pasado y no ser progresista. Por el contrario, muestra un deseo de no olvidar de donde viene la peculiaridad de una nación y de los individuos que la constituyen, de aquello que da a los sujetos y a la colectividad un sentimiento de identidad común por compartir un mismo patrimonio cultural.

Esto es importante porque un pueblo que pierde sus raíces, pierde el sentimiento de pertenencia grupal, sentimiento que es el fundamento de su identidad como individuo peculiar y único.