La muerte de la abuela del protagonista de Astillas lo hunde en el torbellino de deseo, experimentación psicotrópica y rebeldía donde ya lo vimos asomarse en El afinador de habitaciones. Excéntrico e hipersensible, ahora planea escribir un libro de poemas, y va anotando ideas en su «escombrera» (su inseparable cuaderno) a la vez que conoce a dos hermanos tan peculiares como él: Israel, que puede comunicarse con los muertos, y Judit, una ingenua quinceañera por quien se le desboca el corazón. Son solo dos de la multitud de personajes de esta novela que transitan perdidos por la vida.

Este es el segundo libro de los «relatos del yo» de Celso Castro, en los que el autor aborda la desorientación propia de la juventud buscando una mayor naturalidad y espontaneidad en la voz narrativa. Escritos en primera persona, se completan, de momento, con El afinador de habitaciones y Entre culebras y extraños.

« Considero un acto de justicia poética advertir de la subversiva valía de Celso Castro.» Enrique Vila-Matas

«Te mete la mano en el estómago y remueve tus intestinos y te hace decir qué diablos pasa aquí.» Álvaro Colomer, La Vanguardia