La noche después de la graduación del instituto, Darcie y Zeke habían hecho el amor por primera vez. Y, cuando Zeke se marchó del pueblo al día siguiente, Darcie decidió no arrepentirse de nada, a pesar de que él se llevaba consigo su joven corazón. Ahora Darcie había convencido a Zeke de que volviera, aunque fuera sólo de manera temporal, porque el pueblo lo necesitaba. Pero él no estaba dispuesto a ofrecer ese tipo de ayuda... hasta que conoció a un muchacho que le recordó lo que era sentirse un extraño. Y eso era precisamente lo maravilloso de Darcie, que con ella jamás se sentía fuera de lugar...