Al igual que en el cine, Alberto Fuguet, consigue armar un montaje coral donde convergen ocho relatos que retratan el universo privado de chilenos desenfocados y dispersos, que luchan por no ser extras en sus propias vidas.
Un mosaico de personajes que por diversas circunstancias se encuentran desplazados, tanto geográfica como emocionalmente. Ocho historias interconectadas por el azar de la cotidianeidad. El universo privado de seres que luchan por no ser extras en sus propias vidas, donde el amor, la violencia y la imperiosa necesidad de desaparecer para que alguien los encuentre, se funden en una prosa ágil y de una visualidad próxima al cine.