Cecilia Aranés mira al mundo y a sus semejantes con ojos respetuosos. Y el respeto, como escribe el filósofo Josep Maria Esquirol, no es otra cosa que la mirada atenta. Esa es la disposición de Cecilia ante su entorno y, a través de retazos de su biografía, inevitablemente, sin quererlo, se va retratando a ella misma que ha sido, esposa, madre y es, ya diez veces, abuela: «Si observamos el buen hacer del día a día, veremos a una mujer que atiende a su familia, capaz de trabajar horas y horas por su bienestar, firme sin moverse del lado de una cama con un niño enfermo. Una mujer que daría su sangre, sus órganos e incluso su vida si fuera preciso para salvar a su hijo.»