De marzo a junio traza un esbozo de los sentimientos despertados en el autor a lo largo de un período de varios meses en los que se hacen protagonistas el duelo, su elaboración, el acopio de fuerzas posterior y un nuevo renacer parejo a la estación de la primavera. Recopila, entre líneas, la experiencia vivida en diversas ciudades (Burgos, Salamanca, Málaga, Cádiz, Granada, Lisboa, Oporto y Pinoso, entre otras). Este poemario es fruto del afán de luchar contra la inercia, tratando siempre de ganar el pulso a la quietud y el desespero del ocio vacío, dando pie a la introspección y ahondando en lo cotidiano, sin obviar su tristeza y sus peculiaridades -normalmente pasadas por alto-. Además, aborda también las relaciones personales y los miedos, ilusiones y tropiezos que las acompañan. En resumidas cuentas, De marzo a junio es un poemario que narra la historia del autor durante este último año. Con influencias variopintas, se pueden intuir guiños a diferentes escritores de los cuales se nutre el autor, provocando la sensación de profundidad en el lector y pretendiendo una suerte de empatía con lo inexorable del sufrimiento y los intentos por no sucumbir.