Debido a una apreciación muy personal sobre la actual poesía al uso, Joaquín Moya no había querido zambullirse en el mundo poético editorial hasta que, estimulado por una serie de poemas recopilados durante varios años, ha decidido que éste era el momento oportuno para hacerlo.
Partidario tanto de la poesía clásica sujeta a una métrica y una rima tradicional como de la composición libre, Moya ha decidido en su primer poemario publicado no decantarse por una ni por otra y dejarse llevar por la forma que, en cada momento, lo condujera a su objetivo prioritario: no dejar indiferente al lector. Enamorado de lo sencillo, los conceptos fundamentales de la vida como la verdad, la justicia, el amor, las raíces y la naturaleza constituyen su universo lírico.