Tellado, Corín
El pecado de Sofía: “Sofía aspiró de nuevo. Era en ella un ademán irreprimible cuando algo la preocupaba realmente. Casi sin querer, entre las volutas del humo que se perdían en el aire, evocó los ojos de Kirk Scott. Unos ojos mirones, pecadores, descarados, cínicos. Ella no podía… No podía, no, (...)