Según Rafael Fernández, el prologuista, este texto nos devuelve la imagen de los años setenta con breves historias que constituyen apuntes del ser universal del hombre, el mundo rural isleño, la sociología franquista «desde provincias», las pasiones prohibidas de la juventud, la evasión y el mito, la toma de conciencia política, la represión social, el papel de la religión y la presencia de «otra» cultura subterránea y popular enraizada en la ritualidad mágica, tan presente en el mundo rural. En fin, nos devuelve nuestra imagen histórica, a pinceladas impresionistas y en un tono paliado ya por la ironía, ya por leves guiños de humor.