La coexistencia del ser humano con las fuerzas del mal cambiará por completo la vida de un pueblo llamado Zargazos, donde sus habitantes siguen anclados a creencias como la brujería o el ocultismo.
Todos los demonios conocían la profecía: si una mujer llegaba a gobernar el infierno, lo destruiría por completo. Su principal amenaza era una niña de siete años. No iban a permitir que acabaran con ellos.
Pero Zargazos no estaba solo, allí vivía un viejo ermitaño, Jean Vudú, quien tenía plena seguridad en sus propios poderes. Lo que no podía garantizar era salvar a los habitantes de aquel pueblo.