Denuncia de la destrucción arquitectónica, ambiental y social ejecutada
durante la última década por el macrismo y el kirchnerismo contra la
ciudad de Buenos Aires y el conurbano.
¿En qué se parecen Nordelta y el Parque Indoamericano? ¿Existe conexión
entre las inéditas inundaciones y los emprendimientos inmobiliarios en
la ribera del Río de la Plata? ¿Cómo se explica el boom de la
construcción en la capital si la cantidad de porteños es la misma desde
1946? ¿Cuándo estallará la burbuja inmobiliaria que tiene vacíos uno de
cada cuatro departamentos nuevos de la ciudad? ¿Es posible recuperar lo
mejor de la Buenos Aires que alguna vez conocimos?
El paisaje urbano que conocíamos cambió más en la última década que en
toda la historia de Buenos Aires. Aquella ciudad festejada por la
dimensión de sus espacios públicos y su mezcla social, tan diferente al
resto de sus pares de América Latina, ha sufrido una transformación
radical. La demolición desenfrenada del patrimonio arquitectónico y el
brutal crecimiento de los barrios cerrados destruyeron también el
ecosistema del conurbano. Por negligencia y complicidad política, la
especulación inmobiliaria se convirtió en el único motor de cambio y
arrasó con una tradición cultural integradora, agravando la inseguridad
y el hacinamiento y generando tierras de nadie liberadas a su propia
suerte. Convertido en botín, el metro cuadrado aumentó exponencialmente
su precio y desmanteló barrios enteros para construir viviendas
suntuosas que hoy nadie habita.
En la tradición del mejor ensayo sociológico, la investigación
periodística y la denuncia política, Gabriela Massuh describe con rigor
e inteligencia las escenas de un trágico urbicidio. El robo de Buenos
Aires es, al mismo tiempo, un llamado de atención: la ciudad, ese
milagro de convivencia de la era moderna, alberga a quienes en nombre
del progreso, se convierten en sus más crueles verdugos.