El material del recuerdo sirve para recrear un presente lleno de presencias difusas que se acostumbran a vivir entre los cánones de un tiempo construido por actitudes, desesperanzas, anhelos, silencios. Tía Purita, Antonio, D. Francisco y una caja (misteriosa) que recogen los secretos de una vida construida sobre conveniencias sociales y morales, sobre presuntos valores que niegan la felicidad. Las historias cruzadas de personajes, que a todos nos sonarán cercanos, y que desarrollan la vida como un lugar de paso para descubrir, casi al final, que es un recorrido, un camino, que tiene principio y que una decisión injusta, un error, pueden cambiarlo e incluso hacerlo perder para siempre. Rafael Moreno consolida con esta, su cuarta novela, una vocación tardíamente emprendida, de contar en palabras las mil historias que durante tantos años se fueron cruzando por su mirada y por su vida. Crea con la experiencia de la memoria para hacer presente aquello que conocemos, con la prosa (aparentemente sencilla) de quien maneja las palabras con oficio y estilo, que conoce aquello que cuenta y que piensa en el lector como un compañero de «faena» en la construcción de la novela.