La inscripción de la lucha antipalúdica en el marco de los modos de producción y de los bloques políticos que se sucedieron en el noroeste y en el noreste argentino coloca a este trabajo en la mejor tradición de la medicina social o, más precisamente, en la fértil tradición de hibridar ciencias sociales y salud iluminando escenas que en los modelos tradicionales de investigación suelen permanecer en las sombras. El simple juego de palabras ?no es lo mismo intentar una historia de la salud pública que colocar la salud pública en la historia? permite destacar las diferencias entre un pensamiento que procura el fortalecimiento de la autonomía relativa de un campo como el de salud, ya de por sí demasiado endogámico, y un pensamiento que intenta iluminar la escena de cada momento histórico y sus ricas interacciones a través del objeto de estudio seleccionado. De más está decir que el trabajo de Adriana Álvarez en esta segunda tradición es de tremenda importancia también para la comprensión del presente y del futuro de la salud.