Es bastante común en los últimos siglos formular un pronóstico anunciando el fin inminente de la religión o, por lo menos, el fin de la religión tal cómo la habíamos conocido hasta que se . Resulta, a pesar de todos estos pronósticos, que el fenómeno religioso va, a través de la historia, transformándose, pasando por las metamorfosis más extraordinarias e inverosímiles. Lo más adecuado cuando se habla de la religión, es evitar los pronósticos que de vez en cuando suelen ser el disfraz de unas predicciones dignas de charlatanes. Lo más apropiado, a mi parecer, es ofrecer un análisis de las posibilidades del momento; no intentar especular sobre unos y de , sino analizar el desarrollo de un fenómeno, sus realidades, sus condiciones e indagar sus alternativas. En esta obra, Luis Alberto Valderrama tuvo la prudencia de no abordar el tema de la religión profetizando sobre su porvenir, aunque el mero hecho de hablar de las que se le presentan a la religión profetizando sobre su porvenir, aunque el mero hecho de hablar de las que se le presentan a la religión, implica que tiene un potencial de concreción sin que sea todavía una realidad plena. Como él mismo lo recalca: y es con este trasfondo que explora las posibilidades de que la cultura exista sin religión. Esa anotación sobre el significado de lo que representan me parece de gran importancia porque es lo que nos salva de una sempiterna tendencia a querer qué tan científicas puedan ser las pretensiones.