La Guerra de la Independencia no sólo liquida a Napoleón, sino que convierte a los españoles de súbditos en ciudadanos. Los primeros años del siglo XIX marcan el resto del siglo y gran parte del XX. El Antiguo Régimen se desploma e irrumpen nuevas ideas. La dinastía borbónica, instaurada un siglo antes por medio de una guerra atroz, renuncia a la corona y se humillan ante el invasor. Los españoles se sublevan y se unen, sin diferencias de clases, para luchar contra los franceses. Las Cortes, reunidas en Cádiz, elaboran una Constitución que se convertirá en mito político durante las siguientes décadas a la vez que inspirará revoluciones en Europa y América. La soberanía deja de residir en los reyes para pasar a la nación. La élite criolla en las Indias empieza a ver que puede vivir sin el gobierno de Madrid. La violencia como medio para alcanzar el poder se asienta en España hasta finales del siglo XIX.