En la actualidad, hay más de siete millones de Testigos de Jehová, alrededor de todo el mundo. Hombres y mujeres de distintas razas, que predican celosamente de casa en casa que son la única religión verdadera. Más, sin embargo, ¿Quién realmente está detrás de toda su ardua labor?

En 1985, mi padre me emigró hacia los Estados Unidos, a lado de mi madre y tres hermanos. Para ser precisos, mi padre nos mudó de Mexicali, México a Calexico, California. Dos ciudades que comparten el mismo clima infernal, pero que son divididas por un cerco metálico, de aproximadamente cuatro o cinco metros de alto. En tal año, empecé una nueva vida en el país de las oportunidades y conocí por primera vez, lo que era un salón del Reino.

Mi padre, católico de hueso colorado, decidió ante los consejos elocuentes de un compañero de trabajo, reunirse con los Testigos de Jehová. Su decisión, repercutió en toda la familia, pero principalmente en un servidor, quien fue el único en seguir sus pasos de bautizarse, dentro de esa particular religión. Con el tiempo, decidí apartarme y por años, no asistí a una sola reunión. Sin embargo, al darme cuenta que no era del todo feliz, decidí regresar. Al paso de unos meses, realicé un viaje y gracias a éste, y a la charla que sostuve con una persona, hoy puedo contestar con toda firmeza la pregunta: ¿Son los Testigos de Jehová la única religión verdadera?