Tellado, Corín
Luz roja para el amor: “—¿Y qué dices? Pero toma el café —añadió, amable—. No permitas que se enfríe. Ella tomó un sorbo. Daniel la contempló con los ojos medio entornados. No era una belleza. Era una joven atractiva nada más. Tenía unos ojos azules, muy grandes, bajo los cuales era fácil adivinar (...)