Hilar era una costumbre artesanal de nuestros antepasados, que implicaba calidad en los tejidos que elaboraban. Hilando el alma, primer poemario de Yeray Barroso, recurre a esta calidad artesanal para, siguiendo los parametros de los grandes maestros literarios, confeccionar unos poemas de mucha calidad, impropios de un joven que presenta su ópera prima.