Virginia Drake
«¡Ya viene el rey de Cantabria!», decía la duquesa de Santo Mauro cuando se acercaba a saludarla un Revilla treintañero, de pantalón blanco de campana, poblado bigote y enormes patillas, que acostumbraba frecuentar su palacio de Las Fraguas. Y es que, entre los amigos más cercanos del (...)