Le Breton, David
El individuo no cesa de renacer nunca. Cambia para seguir siendo el mismo. Y puede llegar a sentir la tentación del abismo, o al menos la de desaparecer, la de ser alguien distinto o, a la inversa, multiplicarse.
A veces ocurre que ya no deseamos comunicarnos, dejar nuestra impronta en el (...)