Después de la Biblia, ningún libro ha sito tan leído como La Imitación de Cristo. Cinco siglos hace que apareció -fue escrito por un monje mediado el siglo XV- cuando el genio de Gutemberg planeaba su gran invento de tipos movibles de imprimir, y de entonces acá son millares las ediciones hechas en casi todas las lenguas conocidadas.
Aunque fue escrita para monjes, su contenido es aplicable a todos los cristianos, porque todos los discípulos de Cristo deben trabajar por copiar en su alma la divina imagen de Aquel que se llamó a sí mismo Camino, Verdad y Vida.
Llévale, pues, contigo, piadoso lector, adonde quiera que fueres, y en cualquier estado de ánimo que te encontrares, ya inquieto, en todo momento hallarás en este librito un fiel amigo que te acompañará o advertirá sin hipocresía tus defectos.