El libro está escrito con un lenguaje comprometido y es fruto de un corto pero intenso trabajo de investigación de campo, en el que la estrecha inserción de Gloria E. Cabrera Socorro con sus informantes aparece en primer plano, oyéndose en el relato el pálpito, la angustia y las expresiones de los verdaderos protagonistas de la obra, mujeres recolectoras del camarón, obreros de los maquilas, manos de niñas trasnochadas y pescadores artesanales empobrecidos, mientras que, en el polo opuesto, «bajo el dibujo sonriente de un langostino seductor, se vende y consume el oro blanco a verdadero precio de oro blanco», ignorándose en la gran mayoría de los casos, el tremendo trasiego y el gigantesco despojo que ha supuesto su producción.