En La vida prometida, primero de los suyos que se publica en España, los libros de la biblioteca propia acompañan siempre al autor sin duda, como ciertos pintores o ciertos mayores por los que se siente afecto. Pero esas dilecturas, como él las llama, no glosan apenas más de lo que parafrasean. Son más bien testimonio de una verdad muy simple: en la vida de un lector, los libros queridos son los sucesos, los acontecimientos privilegiados. Los poemas que componen el libro, lúcidamente inscritos en el lenguaje común, a pesar de su aparente aire libresco, abren entonces el alma, dan espacio y aliento, permiten crear... No es Guy Goffette un poeta de papel, y ésta es su lección: la vecindad con la cultura no difiere en nada de la fraternidad que su ascesis de vigía descubre en los simples hechos de la vida cotidiana. En ellos reluce aún la vida prometida , y cada poema se constituye así en un instante de dicha de dicha triste, a menudo, pero esto no es incompatible y estas oleadas se responden dentro del libro y de libro en libro, como para trazar entre cielo y tierra el esbozo de una vida posible, de una vida simplemente respirable. Una inmejorable introducción en nuestro país de un poeta imprescindible desde luego ya en el suyo.