La poesía flamenca se contiene en una forma breve, de precisión lírica admirable y de un realismo a la vez descarnado e imaginativo. Las letras o coplas que desde hace dos siglos viajan por la ancha corriente del cante constituyuen un buen ejemplo de expresión poética.

Estas coplas nacieron para ser cantadas. Como toda poesía oral, han ido convirtiéndose con el tiempo en una especie de "cantos rodados" o "monedillas líricas" de rara perfección. Su dicción directa y clara, milagrosamente exenta de retórica, acierta con fulgurante tino a ver el "chispazo lírico" allí a donde a menudo sólo vemos la amontonada y gris realidad. No recurre esta poesía a lo raro y distante; busca en las discretas y repetidas cosas diarias hasta hallar, en algunas letras memorables, el detalle exacto y revelador, la sorprendente asociación con que transmitimos, por medio de imágenes, un sentimiento o una emoción.

En suma, las letras del cante flamenco hablan con naturalidad y acierto poético de las cosas humanas, comunes a todos los hombres, sean cuales sean sus circunstancias; y ello sin ocultar el propio medio en el que nacen: la condición humilde de sus protagonistas, las situaciones de pobreza e incluso de marginación.