González-Trevijano, Pedro
A mí, como a ustedes, supongo, no se me ha aparecido Dios Padre, ni su hijo Jesucristo. No hemos disfrutado de la gracia de ver su rostro que el Antiguo Testamento reconoce a Moisés, Abraham, Jacob, Isaías y Ezequiel; ni tampoco vivimos, en su día, en las tierras de Israel. No sabemos pues cómo (...)