Jaime Royo-Villanova Alberto Casillas Lara Tahe Arturo González
Entonces se levantó, la cogió por los hombros, la hizo girar para poner a su alcance la boca apetitosa. Solicitó que se levantara mientras una mano se había abierto camino entre la falda, había despechado la tanga y navegaba por el estanque de la vulva hacia el precipicio que todavía palpitaba. Su (...)