En una ciudad ficticia del norte de Europa y durante la segunda mitad del siglo diecinueve,
Uriel, un joven de alto poder adquisitivo y repugnado ante las graves desigualdades sociales de su tiempo, decide establecer sus propios criterios sobre la justicia y el amor y, ante todo, actuar al respecto.
La omnipotencia que le otorga haber vivido una peculiar infancia le inducen a creer que el mundo entero se equivoca y que es él quien debe enmendar las cosas en la medida de sus
posibilidades.
Por eso asesina de una manera ritualista a aquellas personas que -bien movido por la lástima o por la justicia- considera que no deben seguir perteneciendo a este mundo.