Esta obra trata fundamentalmente de la importancia que tiene para el desarrollo de la ciencia el contar con instrumentos, como telescopios, generadores eléctricos, pilas, termómetros, barómetros y dilatómetros, entre otros muchos, que cumplan diversas funciones reservadas a la práctica científica diaria. Entre estos usos, en Los instrumentos de la ciencia ilustrada se destaca primero, la finalidad investigadora y, en segundo lugar, la educativa, es decir, esa labor esencial que tiene como cometido la difusión de lo que en cada periodo se entiende por ciencia. Para poner el relieve estos aspectos se ha elegido una época, la Ilustración, y se ha seleccionado una colección, la perteneciente al antiguo Instituto de San Isidro, llamado en esos momentos Reales Estudios de San Isidro. Observando y analizando estos instrumentos, que se preservan actualmente en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología y que representan una muestra significativa de los existentes originalmente, podemos hacernos una idea de las demostraciones científicas e investigaciones llevadas a cabo en una parte importante de las universidades, colegios, observatorios astronómicos, laboratorios y salones aristocráticos de la Ilustración europea y conocer las finalidades específicas reservadas a cada una de estas piezas, así como los problemas de orden teórico, técnico y económico que conllevaba su uso.