Sevilla, 1776. Un asesino en serie siembra de cadáveres las calles de Sevilla. Los cuerpos pertenecen a religiosos de oscuro pasado. Aparecen decapitados y sin rastro de sangre. Sólo un hombre puede detenerlo...
«Hemos tenido que aprender a vivir con la incertidumbre como referencia. Por eso quizá soy juez, para intentar que la Justicia sea un contrapeso a la incertidumbre.»