ANNE STUART
Adrian Alistair Rohan había perdido la fe, se había convertido en un devoto miembro del Ejército Celestial y se había abandonado a la búsqueda del placer, a la seducción y al libertinaje, en compañía de bellas mujeres. Era rico, encantador y experto en las artes amatorias, y nunca fracasaba en sus (...)