Los Mandamientos del buen viajero Recuerda que no has de esperar que las cosas sean como las que tienes en casa, pues has dejado tu casa para experimentar cosas distintas. Observa que has de considerar cada momento como preciado o primoroso, y usarlo bien, pues tal vez nunca pases por ahí otra vez. Guárdate de permitir que otros viajeros te alteren los nervios, pues quien te enoja, te controla, y has pagado un buen dinero para hacer el viaje y para divertirte. Entiende que debes llevar la mitad de ropa que piensas necesitar y el doble de dinero que ideas gastar. Revisa tu bagaje: has de saber en todo momento dónde está tu pasaporte, pues una persona sin pasaporte es una persona sin país. Los árboles tienen raíces. Si fuese cuestión de que permanecieses en un solo lugar, tú también hubieses sido creado con raíces. ¡Sal y explora! Utiliza tu mente: no has de preocuparte, pues el que se preocupa no tiene placer, y pocas son las cosas fatales. Viaja con una actitud positiva. Cuando estés en un país extranjero, prepárate para actuar como los lugareños. Observa sus líneas de conducta y sus costumbres, y trata de comprenderlas. Intenta ser ecuánime, y no juzgues a todos los habitantes del país de acuerdo con la persona que te haya presentado problemas. Llena tu corazón del entorno y recuerda que eres huésped en otras tierras. Quien trate al hospedero con respeto, será honrado. (Ampliación de un anónimo)