Quién sea el César al cual los súbditos o ciudadanos-contribuyentes debamos tributar, y qué es lo del César, o lo que es lo mismo, cuánto tendremos que pagar son dos cuestiones que no nos resultan indiferentes. Ciertamente que para usted, amable lector, y para mi, el César actual se desdibuja en muchos entes, tales como ayuntamientos, diputaciones, gobiernos locales, estado, Europa; en definitiva instituciones todas ellas por quienes frecuentemente nos sentimos llamados sobre todo para pagar, pero cuyos servicios hacia todos los ciudadanos, que son al fin y a la postre la razón de su existencia, nos cuesta percibir y sentir.