Una empresa o una institución cualquiera, sea cual sea su actividad, no deja de ser un equipo de personas que trabajan juntas con un objetivo: fabricar productos, vender servicios, administrar dinero público, etc. Como equipo, estas personas han de comunicarse entre ellas y con el exterior y es obvio aunque no siempre se tenga conciencia de ello que la calidad de la comunicación está directamente relacionada con la rentabilidad del organismo. Esto pasa tanto en las comunicaciones orales (entrevistas, reuniones, diálogos) como en las escritas (normativas, correspondencia, informes), pero quizás en este último es más estrecha la interrelación entre claridad comunicativa y eficacia de gestión, a causa de las particularidades del canal escrito.