Michael Moore se convirtió en una celebridad pública mundial durante la ceremonia de entrega de los Óscar de 2003, cuando lanzó una diatriba contra la política belicista de la Administración Bush. Pero ya llevaba años produciendo filmes y ensayos en los que ponía en evidencia aspectos truculentos del Sueño Americano. Moore se asigna el deber ciudadano de ser crítico con la estructura de poder, lo que lo convierte en un muckraker de la era digital. Pero los temas a los que alude traspasan la frontera de Estados Unidos; nos sugiere a los europeos, satisfechos con nuestro estado de bienestar, que debemos estar alerta sobre los acontecimientos que han sucedido en su país en las últimas décadas.