"Siete relatos conforman esta obra. En ellos he tratado de recrear, naturalmente de forma ficticia, cada una de las épocas que han definido la vida de mi pueblo. Todos hacen un guiño al Niño Piedra, un menhir prehistórico situado en las faldas de la sierra de Cuevas de San Marcos. En ellos hay una constante, la sinrazón del ser humano, pero tengo que salvar de ello al primer relato, El clan del león, ya que, más que una historia de enfrentamientos, es una historia de supervivencia y asentamiento humano. En el relato El druida he incluido dos lugares, el puente romano sobre el arroyo El puerco y el horno de cerámica romana, no muy lejos de este puente, ambos desaparecidos ya, pero testimoniados por el historiador e investigador malagueño Carlos Gozalbes Gabrioto, con el que me puse en contacto y tuvo la gentileza de proporcionarme el trabajo que sobre ello presentó en el Primer Congreso Internacional de Caminería Hispánica. En este trabajo, su autor señala que el puente tenía antecedentes romanos. Respecto al horno dice que visitó el lugar de su emplazamiento donde vio numerosos ladrillos quemados y defectuosos. Un campesino le dibujó la estructura que había aflorado y que posteriormente fue destruida. Correspondía perfectamente a un horno romano. Toda la cerámica que había aparecido en aquel yacimiento era de época romana. En el relato Hijos de Belda me he basado, en lo que concierne a la fortaleza, en la crónica de Al-Nasir sobre la campaña de Belda llevada a cavo por Abderraman III. Respecto al relato Recuerdos en sepia , casi todos los nombres y apodos son ficticios pero inspirados en personajes reales de aquel tiempo."