¿Se esconden?, ¿huyen? ¿A dónde? Están a la vista de todos, gozando con desenvoltura de su baile carnal en un frenesí sexual sin impudicia y entregados al placer imperecedero del amor. Son ellos, Illiana y Barbadico, esposos recién casados que no supieron para quiénes habían actuado hasta comprobar que fueron filmados a escondidas. Para más inri, esas grabaciones están a la venta merced a un contrabando perverso de vídeos X.

Eso muestra Ojos de vidrio, que mediante la disposición de la tecnología cualquier persona puede ver desbaratada su privacidad al ser mostrada a la luz en su momento más íntimo. Pone de manifiesto además esa disparidad casi dispareja que existe entre la tecnología que avanza a pasos agigantados y la sociedad que queda adormilada y semoviente de las malas costumbres.