Dice la Sagrada Escritura que cada persona trae un destino que lo marcará como el mar a la arena. En Poseidón, los protagonistas Andrés Ignacio, Cecilia y Humberto se encuentran con el ardor, la ceguera y la distinción que cada uno aporta a su extraña relación, envolviéndose en un triangulo que rompe las reglas de geometría de la moral social, teniendo como común denominador el erotismo y el sexo, que los lleva a satisfacer el irresistible deseo de poseerse, de llegar a las profundidades de sus almas y saber la incertidumbre que a veces se adivinan en sus miradas para mantenerse a raya y proteger su secreta vida.