La Revolución de Terciopelo de 1989, al liberar a los checos del comunismo, legó a Europa una joya equiparable a ciudades como Roma, Ámsterdam y Londres. No sorprende que Praga reciba hordas de visitantes y que, en pleno verano, uno tenga la sensación de estar compartiendo el puente Carlos con media humanidad. Pero ni siquiera las aglomeraciones pueden apartarle a uno del espectáculo de un puente de piedra del s. XIV, un castillo cimero y un plácido y precioso río, el Moldava (Vltava), que sirvió de inspiración para una de las piezas más entrañables de la música clásica del s. XIX: el poema sinfónico El Moldava de Bedřich Smetana.

• Cruzar el puente Carlos, del siglo XIV es la experiencia praguense por excelencia.
• Mapas.
• Adentrarse en el corazón histórico y cultural del antiguo reino bohemio y del moderno estado checo en el Castillo de Praga.
• Transporte.
• Disfrutar del principal espacio público de Praga, la plaza de la Ciudad Vieja.
• Restaurantes y alojamiento.

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