¿Cómo distinguir las buenas acciones de los caprichos?¿Cómo saber quién tiene la razón, quién la ha perdido, qué motivos son los realmente importantes? ¿Cómo distinguir un azaroso affaire que involucra a tres personas, cuatro, cinco, sin escuchar a todas las partes implicadas? Quizá ésa sea la duda que carcome al joven Meyer, a Sarah, a Shlomo, al su hermano Itzhak, a todos los implicados en una historia común que, desde todos los puntos de vista posibles, ellos intentan hacer suya y especial. Quizá, quizá, el secreto esté en ese narrador que no narra, sino que escucha a todas las partes, sin intervenir, tan sólo anotando sus declaraciones y dando fe de todo. Quizá todo dependa de los puntos de vista.