Reflejos actualiza en sus páginas los avatares más destacados de la literatura y la cultura popular canaria desde los años 70 hasta nuevo milenio.
Nada es por azar. La realidad no es un cristal a través del cual vemos los aconteceres del mundo. Es más bien un espejo poliédrico que hace que todo se refleje en todo. Es obvio que nuestra literatura tiene unos componentes específicos que la distinguen, por ejemplo, de la peninsular, no sólo por el hecho por el reconocido y ampliamente estudiado mestizaje cultural, por estar situados geográficamente en un punto de trasiego entre África y América. También porque algo quedó de la cultura oborigen a la que suplantó la colonización castellana. Lo mismo ocurre con la música en Canarias. Aquí Roberto Cabrera habla del jazz y demás corrientes contemporáneas que invaden el territorio urbano y eclosionan a la par de la poesía y la narrativa en los 70-80 del siglo XX. De esta manera surgen verdaderos héroes urbanos, lobos esteparios de las Ramblas que se rebelan contra el estado de cosas impuesto con su nihilismo sentimental. En este aspecto hay que destacar el carácter reivindicativo que el autor hace de algunos poetas y narradores casi olvidados, ignorados o mal interpretados por la crítica. Incluso es capaz de cruzar a la otra orilla e irse al otro lado de nuestra perisferia: la poesía venezolana. Sin embargo, este libro no se queda en el mero análisis de fenómenos culturales, sus logros y desaciertos, sus grandes dificultades. También va a las raíces de estos fenómenos. De ahí que se haga una reflexión exhastiva de las cuestiones antropológicas que explican nuestra cultura, como si de un espejo poliédrico se tratara. El autor es un escudriñador veraz que pasea su mirada por Cuba, Venezuela, África...y encuentra los signos y algunas señas de identidad. También indaga sobre nuestra forma de asimilar la cultura europea extrapeninsular, sobre todo la anglosajona.
La exposición de ideas de Reflejos se ampara más en el carácter narrativo y poético que en la crítica literaria academicista al uso, a la que muchas veces transgrede de forma inteligente. De ahí la amenidad de este libro. Pero Roberto no deja que la emoción que realmente siente por el tema y las personas que trata haga que sus objetivos prioritarios y perentorios se pierdan por los caminos de la simple elucubración. Siempre busca la apoyatura precisa y justa para llegar a sus conclusiones sin quedarse en el mero precepto teórico, llámese literario, filosófico o antropológico.
Reflejos va más allá de la simple yuxtaposición de artículos. Todos tratan del carácter periférico de nuestra cultura y su singularidad. Nada es por azar.
Antonio Arroyo Silva.