Tacande recrea un paisaje humano en un lugar incierto de mediados del siglo pasado, en un tiempo en que los vivos se mostraban tan perdidos e inquietos como los muertos del cementerio. La historia transcurre a partir del velatorio de Romo Sanfiel, un muchacho cuya muerte en circunstancias extrañas revela pasiones escondidas y desata comentarios infames en boca de las comadres. Este rumor de voces duele en el ánimo de Maruca Luzardo, mujer culta, maestra jubilada, partera y tía de Romo. Sumida en viejas reminiscencias, la narradora perfila el retrato de diversos personajes, cuenta sus tribulaciones y se asoma a los escenarios que determinaron la muerte de su sobrino. A través de diversas historias entrelazadas, unos personajes sin rostro alimentan rumores plagados de maldad; otros van y vienen alimentando miedos y esperanzas; algunos desfallecen en soledad. Mediante un lenguaje cuidado y expresivo, la narradora articula un relato único, salpicado de humor, erotismo y resquemor.
En definitiva, la novela se configura como un entramado sutil de andanzas amorosas, creencias sombrías e historias fantásticas que pudieron haber acontecido en un mundo real.