El cimiento del tango es la vida política argentina. De todo el tango, no de una parte o de algunas composiciones. Por eso, no es uno sino muchos, discontinuos, de tramos diferentes. Nace con cinturas apretadas y lascivas en la década de 1880, con el Estado argentino moderno; se vuelve canción en 1916: sentencia moral, madre y esquina, con Yrigoyen y el pueblo en el Poder; hasta 1955 cuando Perón es derrocado, el peronismo sufre un exilio interior y Piazzolla inventa otro tango, más complejo, más abstracto. ¿Cómo no ver en el tango la historia argentina? Anverso y reverso de lo mismo, una única tela para esta música y para la vida política y social. De esto trata este libro, de iluminar el tango a contraluz del tiempo histórico y ver. ¿Qué? Que hubo niños bien en sus comienzos y no solo pueblo; que si el tango fue a París no lo hizo para legitimarse sino porque ya estaba legitimado; que la moral de las letras del tango canción es la misma que la que se enseñaba en la escuela primaria obligatoria, a la que asistían los letristas; que revolución y resistencia son los mismos conceptos para la política y para el tango. Tango y política.