La medicina natural es tan antigua como el ser humano. Manejada en un principio de manera artesanal y empírica por gentes sencillas dotadas de un agudo certero criterio sobre las enfermedades, con el paso de los años se convirtió en una de las pocas ciencias al servicio del ser humano que permaneció siglo tras siglo.

La medicina natural posee, entre otras muchas ventajas, la interesante virtud de ser inalterable a las modas y a los estudios considerados como científicos. Mientras que los espectaculares avances de la medicina química cambian año tras año y muchas de las sustancias empleadas son abandonadas posteriormente por ineficaces o por la gran cantidad de efectos secundarios que poseen, las plantas medicinales permanecen como un valor seguro.