Patricia Cerda, con una mirada profunda y reveladora, une a los hermanos y sus historias con una intimidad nunca antes contada.
“El hermano mayor dejó la lectura un momento y fue a mirar por la ventana de la sala, a ver qué pasaba. Había escuchado acordes de guitarra y la voz de su hermana, Violeta. Movió las cortinas con cautela y constató algo que no le gustó: ¡Ella y sus hermanos estaban cantando en la calle!”.