Santiago Iglesias de Paúl
A casi todo el mundo le hubiese gustado tener un amigo como Juan el aragones, quizás sin esos arranques de violencia, pero amigo a fin de cuentas. Y qué decir de Fátima, ya quisiera más de uno compartir con ella algunos instantes en su «casita de la playa».Pero hay más: a los que se sientan (...)